Super Mario Wonder: el maestro que aprendió de sus discípulos

Desde la primera entrega, la saga Super Mario ha constituido una masterclass de cómo hacer un buen videojuego de plataformas, desde el mítico nivel 1-1 hasta los mundos más abiertos de Mario Odyssey. Sin embargo, su rama de juego en 2D se estancó en unas cómodas entregas que no estaban mal, pero tampoco hacían nada nuevo.

Super Mario Wonder busca no solo alejarse de la monotonía de las entregas anteriores, sino también olvidarse de ser el rey de los plataformas y mirar a los indies para recoger sus aspectos más relevantes. Pero antes, un poco de su historia.

El Reino Flor era un lugar pacífico hasta que el malvado Bowser desató toda la energía Wonder. Esta energía es impredecible, así que se terminó fusionándose con el castillo del reino. Bajo este marco, Mario y sus amigos, como siempre, tendrán que salvar la situación.

La estructura de esta propuesta es la de un Mario clásico. Nos desplazaremos por el juego siguiendo las líneas que nos conducirán a los diversos mundos y niveles, aunque, en esta ocasión, contaremos con zonas abiertas donde podremos hacer los niveles en el orden que decidamos.

En este caso, contamos con bastante variedad de situaciones. No solo hay niveles de avance horizontal, sino que también tendremos que buscar monedas secretas muy escondidas, otros de sobrevivir oleadas de enemigos o de llegar en un tiempo límite a la meta. Continuamente estás haciendo cosas nuevas, lo que hace que aburrirse sea imposible.

Sin embargo, lo que más se disfruta son los niveles tradicionales. El movimiento de los personajes se siente muy fluido, tienes el absoluto control. Esto hace que el solo moverte sea muy satisfactorio. Se le une, también, unos nuevos poderes que te hacen transitar por ellos de formas muy distintas. Además, ahora contamos con objetos equipables, llamados medallas, que nos permitirán hacer nuevos movimientos como utilizar un gancho o planear con el sombrero.

Pero todo cambia cuando cogemos una Flor Maravilla en mitad de un nivel. Todo se transforma y debemos reaccionar lo más rápido posible ante lo inesperado. Y es aquí donde Mario Wonder ha aprendido de otros juegos. Los momentos musicales nos recuerdan fuertemente a Rayman Origins, donde tenemos que saltar junto al ritmo de la música. Los momentos en los que una sombra negra nos persigue se asemejan a Celeste. Incluso el juego cuenta con niveles al puro estilo de la Cara B. Así como al propio Mario Maker o a indies más desconocidos como Speedrunners. Lejos de sentirse todo una copia, se siente increíblemente fresco y es muy relevante ver que Nintendo aprende de propuestas nuevas.


Como siempre, no quiero dejar atrás el aspecto gráfico. Los mundos son preciosos así como los personajes y sus animaciones. El juego consigue tener una personalidad propia, muy marcada lejos de cualquier otra saga del fontanero rojo. 

De esta forma, Super Mario Wonder se aleja de ser un referente del género de plataformas para volverse referencial y contener en él muchas otras propuestas muy distintas. Nintendo lo vuelve hacer presentando un juego sublime en lo mecánico y precioso en lo visual. De nuevo, un juego obligatorio si te gustan los plataformas y muy recomendado si te gustan los videojuegos en general.


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