Judgment es como hacer un puzle

Al principio, cuando abrimos la caja y derramamos las piezas sobre la mesa, lo que tenemos que hacer es ir dándole la vuelta para poner el dibujo boca arriba. El juego esto lo hace fantástico. Cada personaje se va presentando lentamente, cada uno con su propio trasfondo. Aunque muchos de ellos sean clichés, como el propio protagonista, el juego sabe darle sus pequeños giros. Las primeras horas son para conocer a los personajes e intentar descubrir de qué va el puzle.

Conforme avanzas, comienzas a ver cómo van encajando las piezas. Para ello investigaremos escenas del crimen, perseguiremos a sospechosos y  buscaremos a posibles culpables. Las nuevas mecánicas de investigación sientan como un guante a la fórmula Yakuza y le da una capa más de diversión pausada que contrasta con el combate.

Porque sí, no todas las piezas encajan delicadamente, a veces es necesario usar el puño para dar un buen golpe. Las peleas son muy satisfactorias. Sientes cada patada, cada puñetazo que das. Además, es tan espectacular. Correr por la pared, cargar el puño y dar un golpe que incapacite al enemigo lo es todo. Al igual que estampar una bicicleta contra el pecho de un yakuza.


Pero recordemos que esto iba de un puzle. Cuando logras la difícil tarea de completarlo, la historia se revela por completo y descubres que esta es la gran propuesta del juego. Es compleja y adulta, pero sobre todo inteligente. Sabe esconder sus secretos y jugar con las expectativas. Todo logra tener un sentido finalmente, al igual que el dibujo de un puzle, y no sientes que ninguna de las tramas han encajado de manera forzada.

En definitiva, Judgment nos ofrece una historia completamente atrapante e inmersiva en una Kamurocho ya conocida pero siempre viva y llena de sorpresas.



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