En este juego, encarnas a un ghostrunner, es decir, un ninja cibernético, que busca lo que busca todo ninja: la venganza.
Te han pegado una paliza durante la cinemática de introducción del juego y debes restituir tu honra a toda costa.
Esa podría ser la perfecta sinopsis del juego. Al menos de la historia que es lo que menos importa. Se desarrolla a través de diálogos mientras saltas, cortas, escalas o te enganchas a alguna pared para volver a saltar, cortar y escalar. Así que no te enteras de mucho porque estás concentrado en hacer bien cada paso y matar a cada enemigo, porque de un solo golpe estás muerto.
Ghostrunner es un juego profundamente arcade, hijo de Hotline Miami y Katana Zero, pero con estética cyberpunk y muy centrado en el parkour.
De hecho, hace de este deporte el centro de su experiencia. Su diseño de niveles propone distintas vías para superar cada fase, así como distintas formas de acabar con los enemigos, pero siempre desde el parkour. Debe ser complicado hacer del salto y la inercia una mecánica divertida y disfrutable, pero este juego lo borda.
Con respecto a estos últimos, son pocos jefes, de hecho tres, pero están tan bien pensados y son tan disfrutables que agradeces que prioricen la calidad antes que la cantidad.
He de confesar que hay cosas que no me han convencido mucho como los modificadores que no cambian nada o los puzles que buscan aportar variedad pero son tediosos y cortan el ritmo de la experiencia.
Con todo, Ghostrunner me parece un juegazo y, con su inminente segunda parte, creo que es un imprescindible.
Página de Steam Tráiler Ghostrunner II
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