Las tres heridas de Blasphemous II

La base de la que parte Blasphemous II es muy buena. La anterior entrega cosechó mucho éxito, tanto de crítica como de público, e incluso ayudó a popularizar el género metroidvania. Esta segunda parte mejora con creces la propuesta anterior y construye nuevas e interesantes mecánicas.


Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

- Miguel Hernández -

Muchas personas se quedan en los gráficos, en que es una mezcla entre Hollow Knight y la Semana Santa, pero hay más allá. Entiendo en el porqué se quedan en esta capa. Los gráficos son espectaculares con un pixelart que repite y sigue siendo una maravilla, se mire por donde se mire. Además, las animaciones están mucho más pulidas y lucen increíble en unos fondos más detallados y profundos que son capaces de transmitirlo todo. Al principio no me gustaban demasiado las cinemáticas. Son espectaculares y un verdadero regalo cuando terminas un jefe o haces algo importante, pero que no sean pixelart rompen un poco con la estética del juego. Aún así, tras terminarlo, me terminaron convenciendo. Disfrute mil del vídeo final.

Pero estos gráficos no serían nada sin la atmósfera que crean también los personajes y los enemigos. Con respeto a los personajes, cuentan con unos diálogos enigmáticos y sugerentes que dicen poco, pero dejan mucho a la imaginación. Además, el trabajo de doblaje es de otro mundo. Los acentos, la intensidad, la cedencia de las palabras hacen que te llegue cada línea. Por otro lado, los enemigos son más variados que nunca, destacando sobre todo los jefes que suben el listón de la espectacularidad.

Y ya que estamos aquí, creo que se puede decir sin problema que el juego es más difícil que el anterior. Los enemigos quitan bastante y los jefes cuentan con una dificultad algo más alta. Eso sí, hay un pico fortísimo de dificultad en los tramos finales.

Blasphemous II llega con tres heridas. Esas heridas, como en el poema de Miguel Hernández, son las tres armas disponibles. Estas son el centro de la propuesta, del combate y del movimiento por todo el mapa y podremos alternarlas en cualquier momento. Hace de Blasphemous II un juego único, divertido, que aporta bastante capas a la propuesta.

La primera, Veredicto, es ese botafumeiro enorme que nos será útil para acabar con grupos de enemigos y enemigos aéreos. El ataque es amplio y los hace retroceder. Además, nos permite golpear unas campanas que con su onda expansiva crea plataformas por las que pasar. Un arma pesada que debemos saber cómo y cuándo usar.

La segunda herida se llama Sarmiento y Centella. Una espada y una daga que permiten al penitente golpear rápido y asestar ataques eléctricos que hacen gran daño. Esta, además, no servirá utilizar unas estatuas con espejos que nos hará acceder a nuevos lugares y movernos más rápidos por todo el territorio del juego. Es ideal para combates individuales.

Por último, disponemos de Ruego al alba. Una espada más similar a la del primer juego. Será ideal para combinarla con alguna de las otras dos, para avanzar sin rallarte mucho y hacer parrys. Con esta arma versátil acumularemos sangre para potenciar nuestros ataques. Con respecto al uso fuera del mapa, podremos acceder a nuevas zonas rompiendo paredes fragmentadas.

En conclusión, reúne una ambientación única, unos gráficos atrayentes y un gameplay centrado en las tres armas. Si has jugado a la primera entrega, su secuela te encantará y, sobre todo, te sorprenderá. Si por el contrario no lo has hecho, puedes saltar a esta segunda y disfrutar de la experiencia más refinada del metroidvania de Semana Santa.


Comentarios