Disco Elysium y cómo llevar mal una resaca

"Uff. Todo da vueltas. Sientes cómo el cerebro te palpita. Despiertas no por la luz del sol, no por el insoportable olor a alcohol, sino por el duro suelo en el que estás tumbado. Te habla tu conciencia, claramente se lamenta, te habla tu lógica y no entiende nada. Te habla tu arrepentimiento y todo cuadra.

No recuerdas nada, pero toda la decoración cutre te hace pensar que estás en una habitación de hotel. Sales fuera y otra inquilina te interpela. Te cuenta que menuda fiesta te montaste para ser un poli. Ah, resulta que eres policía, detective para ser más concretos. Estás ahí investigando un caso. Un hombre ahorcado en la parte de atrás del hotel."

Disco Elysium es una historia policíaca. El crimen que debemos resolver es complejo y enrevesado con un guion que brilla como ningún otro. 

Brilla también su mundo. Siempre teñido por una luz naranja, apagada y tenue. Su estilo gráfico es como pintado a trazos, a puro brochado, dándole un estilo único. Además, cuando un personaje habla, el retrato que aparece junto a su diálogo no es fidedigno a la realidad, sino un retrato prácticamente psicológico que capta a la misma vez la cara y su personalidad. Los conflictos que configuran este mundo son los mismos que los nuestros: guerras civiles, racismo, machismo y problemas de clase que tienen como origen la desigualdad económica. Un universo tan ficticio que es un puro reflejo de nuestra realidad.

La forma de relacionarnos con el mundo y estos temas es a través del diálogo, hablar es prácticamente lo único que haces en el juego. Y qué bien se habla. Las interacciones entre los personajes son profundas y están llenas de opciones que amplían más tu conocimiento sobre el mundo. Nosotros sufrimos amnesia y en lugar de definirnos a través de un editor de personajes antes de comenzar la aventura, nos iremos definiendo a través del diálogo. De este modo, nos podemos identificar como feministas, si importunamos a los personajes cuando realizan comentarios machistas o marxistas si abogamos por los derechos de la clase obrera.

Además, cabe destacar que el juego no es solo una aventura gráfica donde hablamos y recogemos objetos, sino que también es un juego de rol. Acceder a ciertas opciones o llegar a ciertas conclusiones durante una charla dependen de una tiradas de dados. Por ejemplo, para descubrir que un personaje te engaña necesitas 20 de perspicacia, tú tienes 15, así que dependes de la tirada de unos dados para que, al sumarlos con tu estadísticas, lleguen a 20 o se queden atrás. Así entra en la propuesta la aleatoriedad, una nueva capa que nos hace jugárnosla si creemos que nos sonríe la suerte. Incluso tras solo un 3% de acierto puede estar la siguiente pista del caso.

Para que la conversación sea interesante es clave unos buenos personajes y afortunadamente los hay. Ninguno es bueno o malo, aquí todo se mueve dentro de una compleja escala de grises que dificulta sobremanera nuestra investigación policial. Además, no todos los personajes son personas. En muchos momentos hablaremos con nosotros mismos o más concretamente con partes de nosotros mismos. Son las habilidades como la Lógica, el Mundo interior o la Percepción las que nos hablan y nos hacen dudar. Dan una dimensión profundísima al monólogo interno, especialmente porque tienen un tono bastante literario cargado de metáforas, analogías y sobre todo de dudas.

Pero como decía antes, no todo es hablar. También daremos vueltas y vueltas y más vueltas buscando personajes y pistas. El apartado de aventura gráfica está igual de bien cuidado que el de rol. El mapa al comienzo parece pequeño, pero conforme van pasando los días se van ampliando. Te lo terminarás sabiendo de memoria porque en muchas momentos te encontrarás completamente perdido.


En definitiva, Disco Elysium es un juego de los que nadie se debe perder, pero, al mismo tiempo, creo que es bastante difícil de recomendar. Requiere un jugador comprometido con la aventura y eso significa pasar muchas horas leyendo. Unido a esto, también es necesario tener un fuerte compromiso político porque hace falta posicionarse continuamente. Pero si te atreves a dar el salto, este pequeño indie te marcará de por vida.


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